domingo, 29 de enero de 2017

EL RETRATO DE JESÚS, HIJO DE DIOS


EL RETRATO DE JESÚS, HIJO DE DIOS.

<<La explicación de tu palabra es luz que ilumina y proporciona instrucción a los sencillos>>.

El domingo pasado, vimos a Juan arrestado y encarcelado mientras Jesús se retira a Galilea a anunciar la llegada del Reino de Dios, a partir de ahora la salvación definitiva se halla entre nosotros. Jesús igual que Juan el bautista comenzaba anunciando la conversión, esto es,  un cambio en la manera de pensar y de actuar. Jesús mismo mostrará que este cambio  solo se puede producir desde el interior con la intervención del Espíritu Santo. Una nueva enseñanza con una nueva autoridad. Y, hermanos, la locura de Dios comienza nada más ni nada menos que llamando a unos pescadores para que estuvieran con él y para que les hiciera pescadores de hombres. Un desconocido, de unos padres artesanos, que no había frecuentado ninguna escuela rabínica ahora su fama recorre toda la comarca, y gran muchedumbre de gente lo siguen porque les gustan oírle, les sorprende sus enseñanza y su trato con ello.

Ante esta muchedumbre Jesús en este domingo nos habla de su retrato, de su rostro, del rostro de Dios invisible  y cercano, del Dios que habita entre nosotros. En este desconocido ahora conocido se resume toda felicidad, todo amor, toda enseñanza que conduce hacia la plena libertad, hacia la plenitud.  Este desconocido nos da a conocer su retrato es aquel al que paso a paso lo contemplaremos y seguiremos por la misma senda.

Jesús comienza por ese grupo de gente que no es pobre porque no tienen cosas, ni poderes, ni fama, sino porque poseen un corazón que ha sabido abandonarse en Dios. Un corazón que confía plenamente en el buen cuidado de Dios. Un corazón que sabe despojarse totalmente por amor a Cristo y su Reino. Un corazón que no es  amarrado en las cosas de este mundo sino que sabe levantar las manos y los ojos hacia  Aquel que es la única esperanza. Un corazón que se gasta y se desgasta por construir puentes de unión y nunca muros de separación, de división… entre hermanos independientemente de su raza, religión, lengua o color. Este  es el mismo retrato de Dios en la persona de Cristo. Si así tienes el corazón pues bienaventurado tú porque el Reino de los cielos te pertenece.

Bienaventurados o sea felices vosotros hermanos y hermanas que sois mansos. Aquellos le podían  preguntar ¿todavía está vigente la mansedumbre, en un mundo como este, que celebra y aplaude el mal esclavizando cada vez más con la ley? Y Jesús sabedor de todo, pensaría << ¡mi pueblo elegido cuántas veces te he querido cuidar como a mi hijo, como la gallina reúne a sus polluelos debajo de sus alas, mas no quisiste!, pero vosotros que me habéis seguido al oír la Buena Nueva y habéis salido a buscad la mansedumbre, aprended de mí que soy manso y humilde de corazón>> Dichosos vosotros que os consideráis no saberlo todo y habéis salido a buscar la verdad, que el orgullo no ha adormecido vuestro corazón, que la autosuficiencia no os ha dominado con la terquedad. Feliz tú si a pesar de todo tratas, hablas y piensas bien de tu hermano, porque el cielo te pertenece. Cuando tu corazón no está alentado por ser el más fuerte, el más poderoso. En toda su vida terrenal a Jesús lo vemos todo bondadoso, muy paciente, humildad destacable aun siendo Dios y ¿cómo no? un personaje muy tranquilo diciendo lo que tenga que decir con una autoridad nueva.

Enseguida Jesús recorre  con su mirada escrutadora a aquellas mujeres y hombres que lo rodeaban y conociendo todo el sufrimiento que llevaban cargando sobre ellos les dice << Dichosos los que lloráis, porque seis consolados>>  Feliz tú, si no oprimes, si no desprecias, si no maltratas…feliz tu si no haces sufrir al otro, si el otro para ti es uno con igual dignidad, que merece todo como yo y que tiene libertad de desarrollarse como persona digna de ser. Dichosa tu si tienes que llorar porque denuncias la injusticia, por estar a favor del más pequeño, por seguir la senda de Cristo, dichosa tú porque un día tu consuelo vendrá de él. Recorriendo la mirada en la senda de Jesús, nos damos cuenta que no pasó por encima de esos sufrimientos, llegó a sudar gotas de sangre por mantenerse en la voluntad divina.

¿Y la justicia? Dichosa tu si tienes hambre y sed porque por ella  serás saciado. Es como si Jesús dijera aquellos a hombres y mujeres y a todos nosotros, << conoce la novedad de la Buena Noticia que te traigo y quedaras saciado>> ¡Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia! <<Con esto todo lo demás te sobra>> No sé si tienes una verdadera experiencia de tener hambre y sed, un momento en el que pienses, como no encuentre algo de alimento me muero. Este es un verdadero abismo, te ves desvaneciendo minuto a minuto y todo parece una eternidad. Una experiencia muy dura y desagradable. Pues sí, esto es anhelar, desear fervientemente, intensamente ¿qué? la justicia. Esto es, ser transformado en la imagen de Cristo, la justicia plena, que vale más que el oro, hermanos. Pues dichoso tu si teniendo y poseyendo en ti el Reino de Dios, el Reino que Jesús predica y amarrado a su justicia, lo demás te estorba, te sobra. Feliz tu porque siempre estarás saciado. Porque esta comida eterna permanece para siempre. Jesús en toda su andadura busca, trabaja, anuncia, procura y vive la justicia, basta con mirar a la mujer adúltera, y la incorporación al grupo del separado…

Me atrevería a definir a Dios “el misericordioso”. Dios es misericordia. Nos ofreció nuestra dignidad de hijos y co-herederos a través de su Hijo. Derramó sobre nosotros una lluvia de bendición, de gracia y de plenitud. ¿Deseas aliviar los pesares del hombre? ¿Estas al lado del deficiente, del descreído, del marginado…? ¿Entregas tu vida para liberar, para ablandar corazones endurecidos, para encaminar caritativamente al descarriado, para limpiar las lágrimas del sufrido….? Entonces eres feliz, pues tú mismo ya has alcanzado y alcanzaras esa misericordia. Jesús una y otra vez y se entregó por entero a la persona del hermano. Fue el icono más exacto de la misericordia divina.

Jesús cada vez veía iluminar los rostros de aquella gente sencilla que buscaban la libertad plena. Que quería salir de las ataduras duras y agobiantes de la ley esclavizadora. Aquellas personas querían salir de los apegos mundanos. Dios nunca mira la apariencia humana, sino el corazón, en este lugar donde  nos brota todo deseo que puede ser un mal o un buen deseo. Es un lugar peligroso cuando dejamos entrar intrusos en él, cuando nos lo dejamos contaminar. Si tu corazón es puro, esto es, no es contaminado con deseos mundanos, deseos que pueden esclavizar, deseos que no liberan sino que ponen más cadenas sobre las que ya están,  si tu corazón dice bien, si tu corazón sabe descubrir la vocación humana, el AMOR, entonces feliz tu porque veras a Dios, descubrirás la presencia de Dios en tu quehacer de cada día, en el rostro del hermano. Dios habitará en tu corazón. << Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre>>.

“Cuando de nosotros no nace la disensión, las disputas…”.Jesús seguía diciéndoles. La paz no se logra batallando sino desde el propio corazón. Si tú tienes paz contigo, en tu alma y consigues dominar todo aquello que no la alimenta, entonces podrás inculcarla en un mundo de conflicto. Y feliz tu porque serás llamado hijo de Dios. En el corazón de Jesús palpamos la bienaventuranza de la paz, más que por las palabras la vivió día y noche.

Jesús no cansándose miraría a aquellos hombres y mujeres y les aseguraría, <<la persecución existe y existirá en la historia humana>> Si tú tienes la meta en la vida eterna, eliges vivir la exigencia de la Buena Nueva. Esta exigencia te llevará a denunciar cualquier modo de vivir que indignifica la persona humana, con tu actitud padecerás mucho, pero dichoso tú si te mantienes firme y en la mano, dichosa tu si a pesar de todo, sigues levantando tus ojos al creador porque el Reino del cielo te pertenece. Sé fiel por creer en mí, y sé fiel en mantenerse en esa fe pase lo que pase. Para Jesús no fue nada fácil la persecución, pero soportó hasta el último momento.


Y si te insultan, te persiguen, te calumnien…si todo esto lo vivieras en paz, con sosiego, pacientemente…alégrate porque el Reino de Dios te pertenece. Hermanos recemos y anclemos nuestro corazón en él para cuando lleguen estos momentos que nos comprometen seamos capaces de vivir como él vivió confiado en su Abbá.

domingo, 22 de enero de 2017

Domingo III Tiempo Ordinario



QUE NO ME CANSE, SEÑOR

De proclamar  tú Reino, de verdad y de justicia,

ante tanta  mentira e insolidaridad.

De recorrer,  caminos y valles,

aunque, a  veces, sienta que los oídos no escuchan

ni los  corazones de los hombres

te aman como  debieran.



QUE NO ME CANSE, SEÑOR

De pregonar,  la salud que nos traes,

frente a la  enfermedad y el pesimismo

el  desencanto o la apatía por la vida.

De llevar tu  luz, Señor, donde la oscuridad reina

y, donde la  tiniebla, confunde lo malo con lo bueno



QUE NO ME CANSE, SEÑOR

De decirte  “si” cuando, mi interior,

me empuje a  desertar de tus sendas

o a no ser  valiente en mis decisiones

De anunciar  tu Palabra que salva

y, luego, de  llevarla a mi vida

De seguir  tus pasos y tus huellas

y alejarme  de otras que son polvo y nada



QUE NO ME CANSE, SEÑOR

De regresar  de caminos equivocados

De pedir  perdón por los errores cometidos

De ser más  humilde y menos soberbio

De caminar  hacia la santidad

y de luchar  contra mi propia mediocridad


Que no me  canse, de Ti, Señor.

domingo, 15 de enero de 2017

¡EL PREDICADOR ARTESANO!

¡EL PREDICADOR ARTESANO!




Las obras artesanales son maravillosas. Esconden en sí un tesoro  no valorable. Una belleza interminable. Una creatividad soñada. Transmiten sentimientos, esfuerzos, inteligencia, es más una sabiduría especial que llamaríamos divina porque no son enseñados por ningún ser humano. Encierran dones y talentos. Las obras artesanales son encantadoras.

A mí me encantan porque llevan detalles únicos como son la huella del artesano, siendo,  su propia firma, ya que no se puede falsificar.

Tal vez alguna se pregunte ¿en qué va a terminar esto? Y yo se lo repetiría con mucha insistencia. Estas obras artesanales son de gran valor por su profundo sentido que no pocas veces escapa a nuestra mirada apocada. La figura artesanal, hermanos  nos transmite entrega, deseo, cariño, ternura, amor, afecto, atención, inspiración, contemplación, silencio…y la lista continuaría sin agotarse.

¿Has descubierto lo mucho que nos transmite lo que parece ser una sencilla obra artesanal? ¿Todavía deseas saber algo más?

El artesano y la artesana viven la presencia, su ser es la creatividad. Es más, en cada obra buscan un punto de partida; este es el centro de su atención y desde este punto trabajan, disfrutan, recrean y gozan viendo cómo paso a paso crece su obra. Y al cabo del tiempo nos regalan una belleza, un agradecimiento, una alabanza; en fin una obra que nos lleva a la contemplación, a la atención, a la acción de gracias, a la alabanza… Su obra nos comunica la mano poderosa de Dios.

Pues bien, hoy me atrevo a comparar a Juan el Bautista con un artesano que trabaja sin descanso hasta presentarnos, una belleza única y tan inmensa: esto es <<el Cordero de Dios>> ¿Y, cuál fue el punto de gravedad de Juan? Cuanto se hizo sabedor de su misión y vocación: ser testigo de la Luz. A partir de este instante Juan vive cada día esperando el signo, atento, dando forma a su “obra” a cuantos se le acercaban decididos a tomar un rumbo nuevo en sus vidas, << una voz grita en el desierto, preparad el camino del Señor>>. Juan predica la penitencia, el arrepentimiento que brota del corazón y que lleva a cabo dejar las obras muertas y a aferrarnos a las obras de la luz, esto es, a las que dan vida y la llenan de sentido; en pocas palabras, las mismas actitudes del Cordero que se acerca.

Juan, hombre sumiso a la voluntad de Dios, tomó y se entregó a su misión “muy a pecho”. Día y noche gritó en aquel desierto <<preparad el camino del Señor>>, y aquel lugar aparentemente sin vida se convirtió en una fuente que manaba leche y miel. Alrededor de él se reunieron hombres y mujeres que querrían tomar el camino por él predicado, todos querrían aprender del artesano.

Somos conocedores de la experiencia desértica; sequedad, incertidumbre, soledad… pero Juan sabía muy bien que este camino le llevaría de la nada al Todo. Sin demora empieza a dar forma a aquellos hombres y mujeres que le seguían con admiración, predicando sin descanso cada día veía crecer su tarea.

Hizo del desierto su casa. El desierto se convirtió no solo habitable sino lugar para compartir deseos y actitudes, compartir misión y vocación. Lugar de nacimiento y crecimiento espiritual.

Hermanos, admiro y envidio a Juan, tuvo que ser hombre de gran corazón y de alma bendita. Oye lo que dice <<No soy yo, pero detrás de mí viene uno que no soy digno ni siquiera de desatar sus correas>>. Pero ¿qué dices? ¡Estas consciente de lo costoso que ha sido construir casa y procurar la vida en el desierto! <<Si, lo soy. Pero este que viene detrás de mí ya existía antes que yo>>. Pues entonces ¿Tú quién eres? <<Una voz que grita en el desierto>> ¡Ante sus respuestas todos nos quedamos mudos, sorprendidos, sobrecogidos, estupefactos!… llámalo como quieras.

Juan sabe muy bien su misión, el dedo que apunta y que dice a aquellos hombres y mujeres y a todos nosotros hoy: <<Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo>> y como un corderito manso, después de apuntarnos a la misma vida, al arte, la obra predicada, nos dice <<yo solo he sido un artesano atento a la voluntad divina, Él, en cambio, es la divinidad misma, de las mismísimas manos de Dios, aquel que me envió, seguidlo, que no lo perdáis de vista, seguidlo de cerca, que no se os escape>> Así hablaba a sus propios discípulos, hombres que se habían enamorado de su forma de vida.

Juan nos señaló al Cordero, la palabra hecha carne, el Hijo del Dios Altísimo y desde entonces Éste entra en cada corazón que le abre las puertas sin distinción ninguna, seamos de Apolo o de Pablo, no le interesa; solo y únicamente le interesas tú y tu disponibilidad.

Pero parece mentira que al cabo de los siglos sigamos ciegamente como aquella enamorada que gritaba desesperada: <<Amado, ¿Dónde estás? Te busco por todos los lugares…>> y, el esposo contesta; <<No corras, no vueles, no nades…Estoy contigo, en tu corazón>>. Pues sencillamente así es.

Hermano y hermana mía, no impregnes tu corazón, tu castillo interior con otros señores que no sean “Éste Cordero de Dios”. Ahí está la clave, ahí está la verdadera felicidad y todo lo demás lo estimarás  basura, desecho, estorbos, obstáculos… Y, ¿sabes una cosa? Solo está feliz aquel que vive en su casa, y si no lo crees pregúntalo al extranjero, al hospitalizado, al que carece de un techo donde cobijarse, incluso y perdonadme la expresión: al que agoniza y desea terminar su vida en su casa.

¿Qué misterio tendrá la casa? Pues bien tú y yo tenemos solo dos opciones << seguir viviendo en la calle, - tiene que ser muy dura sobre todo con esta ola de frío -  o estar orgulloso de vivir en tu casa y ayudar a encontrar a aquel ha perdido la llave de su propia casa>> La elección es individual y no te olvides ¡el volante de tu vida lo coges tú, Dios será el motor, y puedes o no seguir atentamente las señales que te ponen en la carretera!

De todas formas deseamos a todos feliz viaje de vuelta a casa.

Abrazos fraternos

                   

viernes, 13 de enero de 2017

TRIDUO EN HONOR DE JESÚS ATADO A LA COLUMNA


El antiguo Convento de los padres franciscanos en Belalcázar, fue ocupado por las Hermanas Pobres de Santa Clara en el año 1.490. Vinieron a este lugar hermanas procedentes del Convento de Nuestra Señora de la Consolación de Calabazanos (Burgos), trayendo un trozo de la Columna en la que ataron a Jesucristo para azotarle. Llegaron el 21 de febrero de 1.494 y desde entonces se llamó Convento de Santa Clara de la Columna. Las principales fueron dos hijas del Maestre de Santiago, don Rodrigo Manrique, primas hermanas de Doña Elvira de Zúñiga, llamadas doña Catalina y doña Luisa Manrique, religiosas de gran virtud y aprobación, por lo que fueron nombradas abadesa y tornera, respectivamente, del convento.

En el año 1.493, tanto Santa Clara de la Columna, como Los Cinco Mártires de Marruecos (nuevo convento edificado para los padres franciscanos), son desligados de la Custodia de Santoyo y acogidos a la de Santa María de los Ángeles, fundada por Fray Juan de la Puebla. Admitido ya este convento a la obediencia de la Provincia de los Ángeles, Fray Juan de la Puebla hizo unas constituciones muy rígidas para que fuesen observadas por las monjas de Santa Clara de la Columna y mandó se guardasen a la letra en dicho convento.

La Reina Católica Doña Isabel teniendo noticias de la santidad de la comunidad de Santa Clara de la Columna pasaba hacia la conquista de Granada se hospedó en ella unos días, “con la experiencia, y trato de las religiosas comprobó la opinión y vio su religiosa virtud” y concedió a la comunidad algunas mercedes y gracias.

Después de esta brevísima introducción nos desplazamos a la celebración ferviente en honor de Nuestro Padre Jesús atado a la columna, fiesta que en sus días se celebraba el día catorce del mes primero y por ser entre la semana, fue desplazado al domingo después del Bautismo del Señor.

Esta escena Evangélica, muy frecuente en el arte cristiano nos lleva dentro del ciclo de la Pasión. Quisiéramos ir más allá y poder ver con nuestros propios ojos desnudos a Jesús en el pretorio de Jerusalén dirigido por Poncio Pilato. Para llegar aquí, Jesús ha sido sometido al  interrogatorio por Anás suegro de Caifás el gran sacerdote. Jesús no pasa en estos lugares de fiestas, ni siquiera los suyos se le acercan, ni tampoco sus acusadores ya que permanecen fuera y las autoridades  salen y entran para interrogarlo. Jesús sabe perfectamente el juego que traen en las manos mundanamente autoritarias. Jesús contempla la miseria humana, cuando exhibido ante la multitud, después de que Pilato ha dialogado con él  y lo encuentra inocente, decidiendo así castigarlo y soltarlo,   aunque acaba cediendo a la voluntad de los acusadores, se tapan sus oídos  con el griterío potente de hombres caducos, ciegos y sordos  de corazón << ¡crucifícale, crucifícale!>> pero Él tiene seguro una cosa <<mi Reino no es de este mundo>>. Jesús en esta escena a punto de ser azotado inhumanamente y crucificado como un malhechor, manifiesta su condición de Rey verdadero y su misión de transmitir la verdad a todos los que quieran aceptarla. Es el rey que no ha venido a dominar como todos pretendemos, sino a entregar su vida por todos << ¡Si, soy Rey pero mi Reino no es de este mundo!>> ¡Qué hermosa lección hermanos míos!

Hermanos a mí me llama mucho la atención la actitud de Jesús, - sabedor de que cuanto sucede forma parte del plan de Dios y traerá la salvación a la humanidad –, una actitud de mucha confianza y serenidad. Él no solo acepta conscientemente todo el proyecto de su Padre, sino que va ofreciéndose para que se pueda realizar esta obra Salvífica sin demora alguna. Se dispone a la voluntad divina. ¡Cuántas veces nos resistimos en nuestras pequeñas voluntades olvidando la suya! ¡Cuántas veces perdemos el momento justo de Dios para con nosotros porque queremos torpemente mantener nuestra postura bajo cualquier pretexto!

No me extraña que en este momento Jesús se acordara e incluso repitiera para sus adentros aquella oración ultima en el discurso de despedida a sus discípulos; aquello que humanamente les pudo parecer una separación abismal, para luego descubrir que era la presencia permanente  <<He manifestado tu nombre a los que, sacándolos del mundo, me entregaste. Tuyos eran, pero me los diste a mí; y ellos han guardado tu palabra (….) yo no estoy ya en el mundo; pero ellos se quedan en el mundo, mientras que yo voy a ti. Padre santo, guárdalos en tu nombre, en ese nombre que me has dado, y velé por ellos; ninguno de ellos se perdió sino el Hijo de la perdición (…) el mundo los odia porque no son del mundo, como tampoco lo soy yo. No te pido padre mío que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. Conságralos en la verdad, tu palabra es la verdad. Como tú me enviaste al mundo, yo también los envió al mundo y por ellos me consagro a mí mismo, para que también ellos sean consagrados en la verdad (…)>>.

Ante tal escena desgarradora, podemos contemplar el sufrimiento del espíritu, la tristeza por la cobardía humana, la angustia por la muerte inminente y la soledad de separación con los que tanto amaba. De esto podemos añadir todo el dolor físico que pudo pasar en esta columna abrazadora. Un momento saturado por toda clase de sufrimiento, vejaciones y desprecios. No olvidemos el significado de la flagelación entre los  romanos, al flagelado se le estimaba carente de todo derecho como persona y toda consideración como humano. Es más quedaba totalmente a merced de los verdugos. A menudo se desmayaba bajo los golpes para no decir que tantas veces perdía la mismísima vida. Razonablemente el profeta Isaías lo describe el siervo de Yahvé << desfigurado, no parecía hombre ni tenía aspecto humano, era despreciable y deshecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro…>>.

Hermanos ¿qué más diremos? Éste Señor, que apenas lo conocemos por ser desfigurado es nuestro modelo. Nosotras, las hermanas de esta fraternidad pobre de Santa Clara nos sentimos orgullosas de poseer a tal Señor. Hemos consagrado nuestras vidas, nuestro ser y nuestra persona a éste siervo de Yahvé.  Dios junto a su Hijo nos confían una misión: de implantar el derecho y la justicia, de ser alianza de su pueblo, de brillar como luz de las naciones.

Clara de Favarone,  asissiense,  supo poner orden a sus deseos y a su vida enamorándose de este desfigurado. Se enamoró tanto que no pudo ni más ni menos que ser su espejo dando comienzo así a nuestra vida escondida en Cristo, y nos exhorta encarecidamente << a mirarnos atentamente en este espejo,  (Cristo pobre y crucificado) y observar  en Él sin cesar nuestro rostro>>. Ella, sabedora de la soberbia que arruina la naturaleza humana  y que nos puede  impedir este camino bello nos dice << míralo hecho despreciable por ti y síguelo, hecha tu despreciable por Él en este mundo>>, << y si alguien te dijera o te aconsejara otra cosa que impida tu perfección o que parezca contaría a la vocación divina, aunque debas venerarlo, no quieras, sin embargo, seguir su consejo sino como virgen pobre abraza a Cristo pobre>> ¡Qué mujer más sabia y “atrevida”!

Pues bien, esta es la vida a la que  nos sentimos llamadas y nos alegramos de ello. Pero al no poder llegar a toda la gente, te invitamos a que te unas  en nuestro grito de justicia sobre todo por los más débiles, por tantos ciegos que están privados de libertad y no solo materialmente sino también espiritualmente. Para todo ello trataremos de actuar con mansedumbre identificándonos con la persona de Cristo que supo decir <<mi Reino no es de este mundo>> optando así por ir contra la marea mundana que muchas veces oprime, “injustamente”, empobrece, esclaviza…dispuestos a ir contra muchos que han decidido andar tacañamente, olvidando que todo pertenece a todos, porque sencillamente en su corazón no hay lugar para el amor.

Hoy en día, todavía siguen siendo los pobres los que son explotados injustamente y consciente o inconscientemente sus sudores y lágrimas son explotados para escalar el poder unos pocos.
Pedimos al Señor atado a la columna que nos conceda beber del torrente de sus delicias para que pueda fortalecer nuestra fragilidad humana. Que al  acercarse a su mesa eucarística podamos embriagarnos de gozo celestial y que este gozo nos lleve al encuentro con el prójimo. No anhelamos hermanos otros manjares que no sea el manjar de Cristo y ¿sabes qué? Tú y yo somos los primeros invitados.

Que este espejo (Cristo)  que nos habla por medio de su palabra ponga al desnudo nuestra vida y nos revele los secretos más íntimos del corazón. Que nos hiera nuestra vida falsa provocando así un cambio verdadero. Que te sintamos como un fuego devorador encerrado en nuestros huesos como a otro Jeremías y salgamos como una lava viva a una explosión verdadera, que empape nuestro corazón con tu sabiduría divina para poder resistir muchas veces a nuestros quereres y a decirnos en cada instante <<mi Reino no es de este mundo>>.

 Quisiera terminar con unas palabras en la que un sacerdote se dirige a un hermano en el sacerdocio de este modo: <<la palabra de Dios es un hierro al rojo vivo, y tú, que debes enseñarla a los otros, ¿quieres cogerla con las tenazas por miedo a que te queme?¿No la cogerás mas bien con las dos manos?  (Diario de un cura rural).

Pues tú y yo somos los primeros y ¡qué pena si este Triduo en honor a Jesús a la columna no te dices, ni me dice nada!

Que Dios os bendiga hermanos. Paz y bien.

                          


domingo, 8 de enero de 2017

EL BAUTISMO DEL SEÑOR




¿Qué necesidad había para que se bautizara Jesús? ¿No era el Hijo del Altísimo desde la concepción? La gente se acercaba para recibir un bautismo, signo de arrepentimiento y conversión, ¿De qué se arrepiente Jesús, este Hijo de Dios que declara la Sagrada Escritura, que no hubo en Él pecado? ¿Acaso haría falta reafirmar que era Hijo de Dios, el mismo Autor de la vida?

Estas son entre otras tantas preguntas que nos hacemos porque ese Dios hecho Niño y ahora lo vemos bautizado por Juan, es muy sencillo y no cuadra con nuestros pensamientos y entendimiento. No caemos en la cuenta que Dios el Padre con su presencia eficaz en este acontecimiento promulga la identidad de Jesús como Hijo Amado modo que, éste pueda a su vez vivir su autonomía, su libertad, su auténtico semejanza con su Padre.

Todavía hermanos nos cuesta entender que Dios recurre a Jesús para darnos a conocer todo su Amor, toda su verdad. El gesto que realiza Jesús, del Bautismo vale más que toda palabra. Jesús se empequeñece, se humilla hasta mezclarse con nuestro pecado y sin Él cometer alguno.

En este lenguaje de Amor de Dios, las palabras se resultan difíciles y a partir de este momento; Jesús, Hijo amado del Padre comienza su misión de devolver al camino a la oveja descarriada; Jesús nos hace hijos en el Abbá.

Las aguas del Jordán se santifican y el Espíritu Santo llena todo a aquel que se sumerge en él resucitando así a la vida con Cristo. Si quieres ayudar a un necesitado, identifícate con él o ella. Jesús se identifica con el pueblo corrompido por el pecado, pero no solo a algunas personas sino a aquellos que oyendo la invitación a la conversión se acercan para recibir el Bautismo. Estas sobre todo eran gentes sencillas, gentes de espíritu humilde.

Como Jesús, en este domingo en el que conmemoramos nuestra identificación con cristo estamos llamados a abrazar la ternura de Dios que se desborda en Jesús. Sentirnos amados y elegidos para un proyecto especial, dejar influir en nosotros las mismas obras de Cristo, ser instrumentos oculares de Cristo luchando por la justicia, es decir luchar contra la indiferencia de la masa siendo así ministros del Evangelio en el mundo entero.

La luz disfruta iluminando y la sal sazonando, derramemos pues todos aquellos dones que Dios nos concede no para sentirnos mejores ni superiores sino para su gloria, para completar su obra de salvación no sea que conociendo el precio de esta salvación desconozcamos su valor. Y para descubrir esta belleza que habita en nosotros a través del bautismo es preciso descubrir la grandeza de Dios que se abaja por ti y por  mí. Es importante que Dios esté presente en nosotros para descubrir el resplandor de la divinidad que habita en el otro y en mí.

Jesús maestro humilde se agacha ante el precursor que se siente impotente ante tal “reclinamiento” y bautizándolo el mundo entero se purifica. Él a partir de este momento cumple su misión “anunciar el año de gracia del Señor” con sus obras y palabras. Sigámosle pues confiados que Él nos guiará fielmente.

lunes, 2 de enero de 2017


¡TODO NO TENDRÁ SENTIDO SIN LA VERDADERA CONVERSIÓN!

Ciertamente al terminar este año 2016 y comenzando a ver los rayos nuevos del sol que ilumina, el primer día del año 2017,  tenemos una mezcla de sentimientos dentro de nosotros. Sentimientos que han sido grabados en lo profundo de nuestros corazones y que forman parte de nuestra historia. Tal vez y por la fragilidad humana, recordemos con ligereza todos aquellos momentos que hemos experimentado experiencias no muy agradables, y que quisiéramos borrarlos de nuestra historia. Recuerdos de personas muy queridos por nosotros, personas con quien hubiéramos querido compartir las uvas, que hubiéramos querido abrazar y juntos comenzar este nuevo año. Son personas cercanas o lejanas, familiares, amigas y conocidos que nos han dejado y han dormido en la paz de Cristo. Son experiencias que superan nuestro entender y que solo con la fe se llegan a comprender y a aceptar. Seguramente nos acordaremos también de relaciones rotas y que desde el fondo de nuestro corazón hubiéramos querido mantener.  Tal vez tengamos experiencias de personas muy queridas que se han alejado de nosotros por motivos de trabajo o incluso porque han decidido tomar un camino distinto ya que el amor es lo más grande y lo más auténtico y aunque estén lejos, existe dentro de nosotros un sentimiento como si estuvieran cerca. También pueden existir momentos de soledad, de marginación, momentos que nos hemos encontrado entre la espada y la pared, momentos que nos hemos sentido manipulados y engañados, olvidados y desconsolados, conflictos familiares, crisis individuales o de trabajo…momentos que no quisiéramos recordar porque se nos saltan las lágrimas.

Pero también recordamos momentos de alegría y gozo, momentos que nos hacen felices recordarlos, momentos que desearíamos que fueran bien grabados en nosotros. Momentos en los que hemos experimentado la mano de Dios sobre nosotros llena de bendiciones. Al recordar tantas personas que nos han dejado en la paz nos daremos cuenta de lo grande que el Señor ha sido con nosotros. El regalo de la vida que nos concede no porque seamos mejores que ellos sino para solamente su gloria y alabanza mientras seguimos viviendo. Nos da mucha alegría ciertamente que podamos celebrar el año nuevo en familia, vernos bendecidos, sentirnos amados por Él y por la persona que nos rodea. Vernos bendecido por un puesto de trabajo que nos hace la vida fácil de vivir, contemplar la bendición de Dios en nuestros hijos fruto bendito de la mano de Dios. Son innumerables los motivos que nos causan alegría y tanto estas como las que no son tan buenas, han sido las columnas que han sostenido nuestra casa interior y nuestro vivir en este año que acaba.

¿Entonces qué ha pasado aquí? ¿Qué nos ha dejado el año que acaba?  Recuerdos, muchos recuerdos que a mí personalmente me hace exclamar <<Dios escribe la historia del hombre con reglones torcidos>> Estas experiencias forman parte de nuestra vida, han sido maestros en nuestro caminar, han hecho crecer nuestra fe, nos han hecho reconocernos pobres y pecadores necesitados de su gracia, nos han hecho tomar la vida en serio y disfrutar las sorpresas que nos presentan cada día. ¿Cómo? No iremos muy lejos como para no recordar.

Hace exactamente seis días que nos ha nacido el príncipe de la paz. Hemos oído cómo los coros angélicos cantaban con alegría rebosante <<Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que aman al Señor>> Hemos oído la voz dirigida a los pastores >>No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor>>. Hermanos ¡qué mejor noticia que esta!

Pues en este ambiente de alegría, porque la luz ha brillado sobre nosotros, en este gozo pleno, todos hemos sentido la tranquilidad, la serenidad, la paz en nuestro corazón…pero nuestros oídos, un día después, se tapan con el griterío de un hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, S. Esteban que cae fuera de la ciudad lapidado por su testimonio de fe. Este primer mártir nos deja una lección importantísima << ¡Señor, no les tengas en cuenta este pecado!>>. Y, nos preguntamos ¡Dios mío, esto qué es! Y no contentando con esto solo dos días después de este Nacimiento gozoso, nos sobrecoge atónitos al ver al precursor martirizado por unos caprichos humanos. Un Rey que desea el padecer más que la dignidad humana. El odio y la dureza del corazón junto con la maldad hacen morir decapitado al que nos señaló el bendito cordero de Dios. ¿Y, qué decir ante el gran llanto de Raquel que llora desconsoladamente a sus hijos que ya no viven?

Hermanos, un Niño recostado en el pesebre, entre unos animalitos, causa terror a Herodes. ¿Por qué te inquietas, un rey tan poderoso como tú? ¿Qué temes? Si es un niño que no puede andar por sí solo, que se alimenta de leche, que solo sabe llorar y dormir. Yo te preguntaría Herodes ¿A qué temes?
<<Tú matas el cuerpo de los niños, porque el temor te ha matado a ti el corazón>> Ya ves tambalear tu poder, tu reino, tu fama, la corrupción que habita en ti y en los tuyos. Tú te sientes amenazado y causas la  muerte a numerosos niños inocentes. ¡Qué pena!, los signos del Salvador, el anuncio, el encuentro con los reyes magos de oriente no te dicen nada, tal vez te parezcan unos cuentos de hadas. ¡Te causan solo temor…! La ceguera de una vida infeliz te tapa los ojos, te hace ignorante, crea odio en ti cuanto el Salvador ha nacido en tu tierra, y, loca de rabia decides acabar con los tuyos.

Hermanos, no acabamos de entender cómo Dios puede escribir tu historia, mi historia con reglones torcidos. Un Rey, un Salvador, nace en un pesebre. ¿Oye dónde está la soberanía? De pronto le vemos huir a Egipto porque un hombre malvado busca su muerte, pero ¿no es Dios? ¿Por qué huir? Si es el Salvador ¿porque no lo acepta todo el mundo? ¿Por qué lo rechaza y amenaza? Porque el corazón humano ha sido desde el principio cegado por el dominio, la autosuficiencia, el creerse sabedor de todo. Y no solo eso, a los treinta y tres años lo vemos cargando con su cruz camino hacia el calvario y allí morirá como un malvado. Y éste es el ¡Dios Todopoderoso! Vaya contraste con lo que esperábamos.

Pues esto hermanos ha ocurrido en este año que acaba en nuestra vida cotidiana. Y muchas veces le hemos quejado a Dios por lo que ha ido realizando en nuestra vida. Es más, muchas veces no le hemos dado la libertad de dibujar nuestra vida como él lo quiere sino como nosotros lo quisiéramos. Le hemos entretenido por nuestro capricho y no nos hemos dejado moldear por él. Puede ser que nos resulte incomodo recuerdos del año pasado, pero, hemos caído en la cuenta de lo que Dios quiso decirnos en ello. En los pocos años que tengo quiero pensar y creer que todo lo que pasa en nuestra vida tiene su sentido profundo y hay que buscarle el sentido antes de quejarnos y tirar, como suelen decir, la toalla.

Porque comienza un nuevo año, no apareceremos con piel distinta, ni más morenos ni menos blancos. Seguiremos siendo los mismos que en el año 2016, aunque hayamos comido las doce uvas, con prendas rojas o incluso desesperadamente con los famosos objetos de oro en las copas, si verdaderamente no cambiamos de corazón, no cambiamos nuestra manera de ser, no le damos a Dios el primer puesto en nuestra propia vida, de nada nos habrá servido todo lo que hemos deseado para este año nuevo 2017.

Creo que es un tiempo oportuno de volver a preguntarnos una vez más ¿Cómo he vivido en este año que termina? ¿Qué tipo de vida he llevado? ¿He procurado la paz que nos anuncia el ángel, la alegría de sentirme amado por Él y por los que me rodean, la alegría de la salvación? ¿He vivido justamente, confiando mi vida a Dios y no a las personas ni a las cosas? Y, tal vez para este año que comienza  ¿Quién sigue dirigiendo mi vida? ¿Qué deseo en este año? ¿Qué esperanzas tengo a lo largo de este año? ¿Verdaderamente quiero cambiar de vida para parecerme más a Cristo o me basta como soy y lo que soy? ¿Me importa más al otro que es distinto a mí, el camino diagonal que me dirige a lo vertical?

Este año que comienza no tendrá más sentido que el pasado si no nos planteamos  bien la vida, si no tomamos en serio nuestra vida entre las manos y la revisamos día tras día. Si no caímos en la cuenta de los Herodes que nos habitan y que de vez en cuanto amenazan y oprimen.  Hermanos,  la voz de la gente humilde y sencilla es la voz de Dios. Escuchémoslo, Dios elige una madre pobre, la elige y la consagra para ser su morada. Dios elige la humildad de María y ¿cómo no? la pobreza que abundaba en José, hombre humilde, sencillo y justo. Dios quiere y hace que el anuncio salvador sea realizado por unos pastores, gente nada importante, más bien gente mal vista en aquella época. Es la voz del Padre que nos habla a través de los humildes y sencillos de corazón.

Que la humildad sea el camino que nos guie hacia Él en este año que comienza. Humildes para ofrecer la paz, la alegría, la justicia…Humildes para descubrir la grandeza y la belleza de un Dios que se hace pequeño en el pesebre.

¡Que Dios nos bendiga y nos guarde en este año, que nos ilumine su rostro y que nos sea propicio, que nos muestre su rostro y que nos conceda la paz!

 Hermanos, nosotros vivimos ya en la plenitud de los tiempos y hemos recibido la filiación divina de una manera tan cercano y tan tierna de modo que no nos queda otra que clamar ¡Abba, Padre! No te acobardes, no te rindas porque ya no eres esclavo sino hijo y heredero en el Hijo. Esta es nuestra esperanza y nuestro gozo. Dios nos ama inmensamente y solo pide que le abramos el corazón.
Que en este año sea Él quien nos guie y nos conduzca por donde Él quiera y cuanto Él quiera.