HABLA MARÍA MAGDALENA
Era una Unión intima fruto del amor entre
ambos la del Maestro y
La de aquella Cruz que sostenía su cuerpo desfigurado
Este a su vez la abrazaba como abraza una
madre a su criatura
Y el monte Calvario se incendiaba con
llamas Vivas de Amor
Llamas que en el silencio amasaban y
horneaban Aquel Pan Bendito
De mi corazón brotaron deseos de volverlo
a abrazar
Ganas me sobraban de dejarme partir y
repartir por Él
Y era entonces cuanto comprendí su
mensaje
El mensaje que tanto me había costado comprender,
<<sufrir obedeciendo>>
Besando así la Voluntad Divina
¡No! ¿Cómo podía la muerte robarle la
Vida?
¿Cómo podía desfigurado desaparecer
aquella cara resplandeciente?
¿Cómo podía el Rey de la Paz, morir,
desaparecer en manos humanas?
No, no ¡todo aquello no podía convertirse
en una vergüenza!
Él viviría, Él, el mismo Templo se levantaría al tercer día
Aquella noche no pude reconciliar el
Sueño
¿Cómo podía alejarme de su sepulcro?
Ya había sido parte de mi vida, y sin Él
todo se descomponía
Sentí cómo el Verdadero Amor era más
fuerte que la muerte
Nada podía separarme de Él, ni la muerte,
ni la misma vida, ni el mismo pecado
Él era para mí la única esperanza
Había lavado mis pies cansados y llenos
de polvo
Más de una vez me había extendido su
abrazo de Perdón
Él me había devuelto la dignidad
Y me había enseñado de nuevo a tener
confianza conmigo misma
Muy de madrugada, sentí como mi alma lo
andaba buscando
Y yo tras él, corría desesperada y
agotada con un frasco de perfumes
Nada me podía detener, ni la vida, ni la
muerte
Solo tenía sed, y esta sed solo Él la podía saciar
Grande fue mi dolor, al ver aquella tumba
vacía
<<Si te lo has llevado tú, dime
donde lo tienes y yo lo recuperaré>>
Su ausencia despertó en mí más deseo y una
búsqueda desinteresada
¿Has visto el Amor de mi alma? le rogué,
Su imagen como un sello se había grabado
en mí
Más aquí, envuelta en dolor y tristeza
Oí la voz de mi Amado que me llamaba
<<María>>
Yo volví, lo reconocí y le contesté
<<Rabbuni>>
Lo abracé ya no quería jamás soltarle
¿Cómo podía volverlo a perder?
De su costado abierto manaba vida
Su rostro resplandeciente adornado de
gloria y belleza
Y como discípula fiel me dijo:
<<Llévame contigo, correremos hasta
la eternidad>>
Entonces, me crecieron dos alas blancas y
a prisa anuncié su Resurrección
<<He visto al Señor>>
Mi reencuentro con Él me había devuelto
la sonrisa
Mi corazón se inundaba de alegría
Su palabra se hacía vida desbordante en
mí
Su ausencia, una presencia amistosa, oculta
y silenciosa
Mi contacto con Él, una paz indecible
Y junto a su madre, maestra silenciosa
Aprendí a perder, ya que Él,
lo había perdido todo
Aprendí el camino duro y exigente del
Perdón
Aprendí cómo el grano enterrado llega a
hacerse un árbol robusto
Aprendí a orar y a confiar hasta el
último momento.
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