EL TIEMPO GRACIOSO
La Iglesia, esposa de Cristo en
su sabiduría, comenzando el tiempo cuaresmal toma conciencia de la llamada que
nos hace Cristo a la continua conversión. Y, todos los que la formamos somos
invitados a dejarnos sanar, purificar y santificar por Cristo, en este tiempo
proclamado de <<gracia>>. Estaremos todos de acuerdo, que, todo lo que hagamos en este tiempo de
conversión si no es desde dentro, si no es desde nuestro corazón, no tendrá
ningún sentido. Hermanos el tiempo de
Cuaresma, si no se vive desde el interior no nos servirá de nada. No vale el
ayuno, ni la limosna ni cualquier otra cosa que queramos si no nos llevan al
despojo interior, a dejar los apegos que no nos dejan caminar como hijos
libres, a destruir muros que nos conducen a la cerrazón, si nuestro corazón
endurecido por el pecado no se convierte en un camino que se abra al amor y a la misericordia de Dios.
Solamente a partir de la conversión interior e individual podremos caminar
hacia adelante y llevar esta misma actitud de despojo hacia lo externo y lo
comunitario.
No obstante, este tiempo
cuaresmal nos lleva a revivir nuestro bautismo, en este tiempo Cristo nos
vuelve a llamar como el pueblo de Israel a la fe, a la alianza. A través del
desierto cuaresmal Cristo nos llama a la
vida. Nos vuelve a decir << eres mío, te he tatuado en la palma de mi
mano>>. La escucha a su palabra y la oración asidua sin embargo serán imprescindibles
no olvidando darles sentido a través de
la caridad. Es el tiempo de gracias, es el momento oportuno de volver a decirle <<Señor, no soy
digno/a de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme>>.
Pero, nos hemos parado o pensado
alguna vez ¿Qué palabra es esta tan misteriosa? <<…una palabra tuya
bastará para sanarme>> ¿qué palabra? Creo que el tiempo que nos ofrece la
Iglesia, el itinerario cuaresmal es un momento de gracia, momento de descubrir
esta palabra. Dios a cada instante de nuestra vida nos da su palabra, es
cuestión de estarnos atentos a su palabra, a sus signos. El pueblo de Israel
escuchaba esta palabra de los labios de Moisés y con voz potente el pueblo
respondía, <<haremos la voluntad de Dios>>. Es el momento oportuno
de espabilar nuestro oído porque cada día, Dios, nuestro Abbá, nos ofrecerá su palabra.
Haremos un recorrido muy sintético a través de las cinco semanas de
este tiempo cuaresmal:
· MIÉRCOLES DE CENIZA
En el miércoles de ceniza,
oiremos la llamada seria que nos ofrece el Señor, <<rasgad vuestros corazones…volved al Señor vuestro Dios>>.
¿Qué quiere decir? aquí no basta solo con
decir, un ayunito de no comer carne el viernes pero comeré un pescadito
de los buenos, y unos cuantos de euros de limosna ya que los tengo. No, no, no;
el Señor nos pide lo más difícil, ¡rasgad
el corazón! Pero Señor por favor, ¿qué dices? Y él nos responde
cariñosamente pero francamente <<hijo mío, no hay otro camino mejor que
este, rasga tu corazón y vuelve al Señor>> Todos nos hemos desviado o nos
desviamos del camino de la vida. Todos equivocamos el camino trazado por Cristo.
Claro que si algunos, algunos hasta muy lejos y otros a la deriva pero la
llamada es igual ¡rasgad el corazón!
El tiempo de la cuaresma es un momento de vuelta a casa, momento de
preguntarnos ¿quién pudo entrar en mi casa mientras estuve ausente? De esto se
trata hermanos la cuaresma, limpia nuestro corazón, desnudarse delante de él
para que él nos pueda bendecir de nuevo. Ceniza y polvo somos, pero Cristo nos
ofrece un tiempo de gracia para la conversión. ¡No nos dejemos vencer por la
insensibilidad, acudamos al verdadero amor!
·
JUEVES DE
CENIZA
<< Mira pongo delante de ti
vida y felicidad, muerte y desgracia>> del libro de Deuteronomio y en el
Evangelio, Jesús nos dirá por boca del
Evangelista Lucas << Si alguno quiere
venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz de cada día y me
siga…>> Todo está más claro que el agua, y Jesús nunca jamás dio vueltas
ni anduvo a medias, << si quieres ser discípulo mío, tendrás que entrar
en un camino de abnegación continua, de cada día y de cada instante>>. La
opción de seguir a Cristo es hermanos
vivir condenado a muerte en este mundo. Esta muerte empieza interiormente, a
todo lo que nos impide seguirle fielmente, porque si el grano de trigo no
muere, entonces no tendrá fruto. Después de esta muerte interna estaremos muy
dispuestos a abrazar el brazo transversal de la cruz por su causa y su justicia,
por su amor y su misericordia. La cuaresma es tiempo de gracia, tiempo
litúrgico que nos ayuda a desnudarnos delante de quien todo lo ve y todo lo
sabe y decirle, << tantas veces te he negado, tantas veces me he desviado
de tu camino tomando el mío propio, ayúdame a tomar la decisión de ratificarla,
aceptar y a abrazar mi cruz de cada día con un si firme, ayúdame a no
retroceder en el camino trazado por ti y que me lleva a la plenitud>>
·
VIERNES DE
CENIZA
Las lecturas del viernes nos
ponen cara a cara con las pregunta de dolor del Señor ¿para qué ayunar, si tú
no te das cuenta? ¿Para qué mortificarnos, si tú no te enteras? (…) el ayuno
que quiero es este:
1. que
abras las prisiones injustas
2. que
desates las correas del yugo
3. que
dejes libre a los oprimidos
4. que
acabes con todas las tiranías
5. que
compartas tu pan con el hambriento
6. que
albergues a los pobres sin techo
7. que
proporciones vestido al desnudo
8. que
no te desentiendas de tus semejantes
Solo después de esto <<
brillará tu luz como la aurora…>>. La condena que sufre el ayuno falso es
seria ¡es estéril ante Dios! ¿Entonces para qué sirve? Todo lo que no nos lleve
a la caridad hermanos no puede favorecer nuestro encuentro con Dios. Que
nuestro tiempo de gracia nos a lleve a una renuncia que se convierta en más
amor, mas justicia, mas misericordia…
· SÁBADO DE
CENIZA
Nos dice el Evangelista Lucas que
Jesús ve a un publicano sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo
<<sígueme>>, éste, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Hermanos
todos somos pecadores como Leví el publicano, todos tenemos nuestro punto
débil. Ante la exigencia del seguimiento podemos sentirnos incapaces de
levantaros y seguir a Cristo, en nuestro charco de pecado, de suciedad…pero
¡qué bonito reconocerse llamado! Jesús no le asusta mi pecado, se acerca a cada
uno de una manera especial, nos mira con cariño y nos dice <<ven,
sígueme>>. Que hoy nos reconozcamos en este publicano, pero que también
sintamos cómo el amor de Cristo y su entrañable misericordia nos llegan porque
precisamente él, nuestro médico << no necesita a los sanos sino a los
enfermos>>. Que la cuaresma nos lleve a reconocernos enfermos,
necesitados de su curación y sanación pero hay que responder a la llamada con
prontitud, Leví, se levantó dejó todo y lo siguió. Que este sea nuestro camino de
retorno a nuestra casa, haya donde Cristo nos ha preparado la mesa para la gran
fiesta.
·
PRIMER
DOMINGO DE CUARESMA
Este primer domingo de cuaresma,
nos encontramos ante la tentación de Jesús en el desierto después de ayunar
cuarenta días con sus noches. Jesús ha sido fortalecido en su ayuno, ha vivido
la oración y la palabra continua con el Padre y con esta fortaleza vence el
mal, la tentación que le intenta desviar de su misión. Él no viene a mostrar su
poder como Hijo de Dios, ni es un títere que busca reconocimiento ajeno, él se
sabe muy bien quién es y su misión, ni tampoco
desconoce a quien debe adorar y a Él solo. No existe nada ni nadie a no
ser por la omnipotencia de Dios, su Abba. Jesús supo hacer suya la voluntad del
Padre. Al contrario del pueblo de Israel que tantas veces no aceptó ni la
palabra ni el proyecto de Dios.
Pues bien hermanos, es momento de
recordar muy vivamente nuestro bautismo, aquel sí que dijimos con una fe
ardiente. Si vivimos desde el corazón nuestro desierto podremos vencer las
tentaciones que se nos presenten en nuestro seguimiento. Que su palabra sea
nuestro escudo y la oración nuestra espada para combatir el combate fielmente.
·
SEGUNDO
DOMINGO DE CUARESMA
Abram, el padre de los creyentes,
nos enseña esta salida pronta a la llamada de Dios << sal de tu tierra y
de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré>>.
Hermanos Abram tenía 75 años. ¡Qué valentía! Se trata de abandonarse a las manos de Dios y decirle, <<aquí
estoy, maestro muéstrame el camino>>. También la transfiguración nos
muestra esa filiación divina de Jesús con su padre, aquel que venía como
cumplimiento de la ley y los profetas.
Todos hemos sido llamados a salir de nuestra patria, no solo de coger un
vuelo o de subirse a un auto y desplazarse de un sitio a otro, que también, pero
el corazón de cada hombre y mujer es un mundo completamente distinto y que
muchas veces tiene las puertas cerradas al amor y al misericordia. Jesús nos
convoca hoy a salir de nosotros mismos para que Dios nos pueda bendecir, a salir de
nuestro orgullo y dejar que Dios disponga de nuestra vida y de nuestro destino.
Pidamos para que sea Cristo el que nos transforme por dentro para que podamos
irradiar a otros su luz.
·
TERCER
DOMINGO DE CUARESMA
Nos encontramos con Jesús en
Sicar al mediodía junto al pozo de Jacob conversando con la mujer samaritana.
¿Quién es este que mantiene una larga conversación con aquella mujer? ¿Una
pecadora públicamente conocida? Esta mujer cautiva de hambre y sed aún sabiendo
que los judíos y los samaritanos no se trataban, tiene valor de escuchar, de
comunicar, de abrir su corazón de par en par a aquel peregrino junto al pozo.
Oyendo las palabras e inquietada por la profunda necesidad de una agua viva que
la vivifique aclama <<Señor dame esa agua, así no tendré más sed…>>
Jesús ilumina su vida y en ella crece la fuerza misionera << ellos
salieron y fueron al encuentro del Señor (…) y muchos creyeron por la fe de la
samaritana>>
Hermanos y hermanas nuestra
plenitud está en Cristo, sus palabras son aquella agua que salía de la roca y que corría en el desierto por todos los
lados que no se agota nunca. Que acudamos a Él con sincero corazón
<<Señor mi alma tiene sed de ti>> para que su Espíritu Santo nos sacie con esta agua viva. Con Él todo
tenemos y sin Él nada tenemos.
·
CUARTO DOMINGO
DE CUARESMA
Jesús va caminando y ve a un
ciego de nacimiento. Es curioso, el enfermo no pide nada, no pide curación ni
misericordia. Es Jesús quien lo mira y ante la pregunta de quién había sido
culpable para que éste se quedara ciego, responde, <<no ha sido ni pecado
suyo, ni de los padres>>, era esta la mentalidad en aquel entonces. Jesús
lo ve, toma la iniciativa y lo cura, pero ojo, era en un día del Señor, el
sábado.
Jesús no solo sabe hablar con su
padre, de Él le brotan entrañas de misericordia y él se sale fuera de la ley
que esclavizaba más que librar, cura aquel hombre para gloria de Dios.
Todos nacimos ciegos hermanos,
todos llevamos en nuestras vasijas de barro una enfermedad grave que no nos
deja desarrollarnos debidamente a la manera de Cristo. Tal vez no lo veamos,
pero tenemos un maestro sabio y lleno de ternura que hace brillar sobre
nosotros su sol. Miles y miles de milagros pasan por nuestras vidas día y
noche, pero ¿cuántas veces hemos reconocido su amor iniciativa para con nosotros?
¿Cuántas veces hemos creído y hemos anunciado <<él me hizo y me
hizo>>? Hermanos y hermanas en
nuestro bautismo fuimos liberados de las tinieblas a la luz de Cristo, que cada
día vivamos pues la esperanza de un nuevo amanecer en nuestras vidas y que humildemente
seamos capaces de testimoniar su amor, su entrega con nosotros y por nosotros.
·
QUINTO
DOMINGO DE CUARESMA
<<Yo mismo, abriré vuestros
sepulcros…pueblo mío, y sabréis que yo soy el Señor…>> Por boca de
Ezequiel se anuncia la liberación de los Israelitas en Babilonia. Ante el
desaliento encuentran la fortaleza y las palabras de aliento por Profeta
Ezequiel. Estamos en Betania junto a Marta y María, hermanas del difunto lázaro
su hermano y amigo del Señor. Jesús lleno de ternura no reprime las lágrimas,
es el dolor de una amistad verdadera. Betania, “la casa pobre”, aun ante una
pobreza significativa, Jesús devuelve la alegría y el gozo, Jesús trae la vida
a esta familia <<Lázaro, sal fuera>>. Jesús pide que tengan fe y
mirando al cielo da gracias al Padre que lo ha escuchado; Aquel cuya voluntad
cumple siempre.
Por nuestro bautismo todos
pasamos de la muerte a la vida. Pero, reconozcamos nuestra flaqueza que nos
lleva a morirnos de nuevo cada día en la tibieza, en la ignorancia, en la
dureza de corazón y pidámosle para que Él sea el protagonista. Que en cada
tropiezo nos pueda llamar de nuevo con nuestros nombres para salir del sepulcro
de nuestra fe debilitada. Que nunca se canse de lavar nuestra miseria con sus
lágrimas. Para que cada día podamos escuchar solo una palabra suya y nos
bastará.
FELIZ TIEMPO DE CONVERSIÓN, DE GRACIA HERMANOS Y HERMANAS EN CRISTO.
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